En este espacio buscamos compartir con usted información y nuestras opiniones y comentarios de diferentes temas que creemos pueden ser de su interés

Fuerza de Voluntad? (Parte 2 de 2)

Publicado: el miércoles 14 de noviembre de 2012 | Por: Francisco

En la primera parte de este artículo mencionamos dos experimentos que se hicieron para “probar” la fuerza de voluntad de los participantes. De estos experimentos podemos ver por una parte que la fuerza de voluntad se puede agotar una vez que hacemos uso de ella. Pero por otra parte, vimos también que la fuerza de voluntad no necesariamente es un don divino, sino que requiere que nosotros implementemos las rutinas, procesos y hábitos necesarios para realmente no tener que hacer uso de esa fuerza de voluntad.

El hacer uso de nuestra fuerza de voluntad cuando nos enfrentamos a una situación que la requiere es algo complicado. Es mucho más fácil el tener “mecanismos” que nos permitan evitar la tentación o al menos desviar nuestra atención de ella.

En otro experimento que se hizo, se le pidió a un grupo de personas que llevaran un estricto control sobre todo lo que gastaban durante un cierto período de tiempo. Se les dio un formato para que llevaran este control. En eso consistió ese experimento nada más.

Pero lo interesante fue que las personas a quienes les “hicieron” el hábito de llevar el control de todos sus gastos tuvieron efectos secundarios. Al desarrollar este hábito y la disciplina con su dinero, fueron también empezando a cambiar otros aspectos de su vida como su alimentación, hacer ejercicio, etc.  El hecho de empezar a disciplinarse en un aspecto de su vida, les ayudó a hacerlo en otros. Entonces podríamos decir que la fuerza de voluntad se desarrolla. Pero se desarrolla en base a definir hábitos y tener auto-disciplina, no en base a ponernos a prueba con situaciones ante las que muy probablemente vamos a sucumbir.

Para concluir podemos decir que la tan famosa fuerza de voluntad es como un músculo. Si se usa demasiado se puede agotar. Pero se puede fortalecer si hacemos “ejercicio” repetidamente.

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Fuerza de voluntad?

Publicado: el miércoles 7 de noviembre de 2012 | Por: Francisco

“Lo que tienes que hacer y la forma en que lo tienes que hacer es increíblemente simple. El que tengas la voluntad para hacerlo… ese es otro asunto” – Peter Drucker

 

La fuerza de voluntad es un tema o concepto que comúnmente asociamos a sacar un poder sobrehumano para resistir a las tentaciones que se nos presentan o para hacer aquello que no nos llama la atención hacer.

Pero respecto al tema se han hecho experimentos que arrojan resultados interesantes.

Uno de los más conocidos que ya hemos mencionado es el de los niños y los malvaviscos. Aquí mostramos el video

 

 

Este experimento consistía en que se colocaba un niño en una habitación y se le colocaba enfrente un malvavisco. Se le dejaba solo en el cuarto y se le decía que en unos minutos volvían con él/ella. El niño tenía la opción de comerse el malvavisco, o bien, si esperaba a que regresaran sin haberlo comido como recompensa se le daría un segundo malvavisco. Varios niños lo comieron casi al instante pero otros pudieron resistir la tentación y obtuvieron su premio. Lo interesante es que quienes resistieron, no soportaron solo a base de fuerza de voluntad, sino que diseñaron “rutinas” para distraer su atención de la tentación.

En otro experimento, a un grupo de estudiantes se les pidió que entraran a un cuarto en el que se encontraba un tazón con rábanos y un tazón con galletas con chispas de chocolate recién horneadas. A ciertos estudiantes se les dio la instrucción de que solo podían comer rábanos y a otros se les dio la instrucción de que solo podrían comer galletas. Obviamente las aromáticas galletas eran una tentación mucho más grande para todos. Así estuvieron por varios minutos y luego pasaron a la segunda etapa del experimento.

Esta segunda etapa consistió en que todos los estudiantes debían resolver un acertijo (que no tenía solución pero ellos no lo sabían). Se les dejó para que intentaran resolverlo hasta que se dieran por vencido. Los resultados que se obtuvieron fueron muy interesantes. Un grupo de estudiantes que no participaron en la etapa de las galletas y los rábanos, sino que se les pidió que solo resolvieran el acertijo tardaron en promedio poco más de 25 minutos en “tirar la toalla”. A quienes se les permitió comer galletas duraron en promedio casi 19 minutos antes de rendirse. Pero el punto que más llama la atención es que aquellos a quienes se les limitó a comer solo rábanos duraron en promedio solo poco más de 8 minutos!

A la conclusión que llegaron los investigadores es que la fuerza de voluntad es un recurso agotable. No podemos buscar hacer dieta, dejar de fumar, dejar de tomar, empezar a ir al gimnasio y dejar de usar las redes sociales todo a la vez porque difícilmente tendremos éxito. Nuestra fuerza de voluntad se agota!

En la siguiente parte continuamos comentando otro experimento más y las implicaciones que éstos pueden tener en nuestro día a día.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

El sistema nervioso de la empresa

Publicado: el miércoles 31 de octubre de 2012 | Por: Francisco

 “Las organizaciones al igual que las huellas digitales, son siempre singulares”.

Es práctica común en las empresas que se defina un organigrama, se definan los puestos, sus funciones y responsabilidades. Se busca definir el perfil de las personas que deben cubrir los puestos, las líneas de mando y quien debe reportar a quien y con esto ser lo más eficientes y efectivos posible.

Por lo general esto no se da en una empresa de reciente creación, sino que se va dando a medida que ésta crece, y a mayor tamaño las situaciones y los problemas que se presentan se pueden complicar por la falta de organización. Se pueden presentar casos en que nadie se hizo responsable de algo por asumir que alguien más lo haría, o bien que hay dos personas haciendo el mismo trabajo afectando el rendimiento de la empresa o incluso personas haciendo trabajo que si se deja de hacer no pasa absolutamente nada. Y todo esto es bueno y necesario en la mayoría de los casos. Sin embargo, otro elemento que se debe trabajar también y que en ocasiones se pasa por alto es el desarrollar una dinámica o cultura organizacional adecuada.

Pudiéramos decir que el organigrama es el esqueleto o sistema óseo de una organización. Es la base o estructura pero es algo estático. El esqueleto por sí mismo no se mueve, necesita que lo muevan. Una empresa en la que todos saben el qué, el quién y el cómo sin necesidad de consultar un organigrama será mucho más ágil y efectiva.

Esa cultura organizacional por decirlo de alguna manera es la “personalidad” de la empresa, y haciendo uso de la analogía del esqueleto y el organigrama, la cultura organizacional podríamos decir que es el sistema nervioso de la misma. Esta cultura no necesita verse en un póster colgando de una pared ni constar en un manual de procedimientos. Es algo que debe ser más profundo y debe estar arraigado en todos los miembros de la organización. Todas las interacciones que se dan, las comunicaciones informales, las anécdotas, las dinámicas de las reuniones, los chistes, el trabajo en equipo espontáneo y varios otros elementos son lo que hacen que la empresa se mueva y reaccione.

Así como en el cuerpo humano, este sistema nervioso es el que hace que los impulsos lleguen a todos los rincones de la organización. Y son esos impulsos los que a fin de cuentas hacen que cada uno de los “órganos” cumplan su función y son mucho más poderosos y efectivos que cualquier memo dando instrucciones o que cualquier línea de mando. Si se requiere continuamente de órdenes escritas para que las cosas sucedan probablemente estamos ante una empresa “sin sistema nervioso”. Un esqueleto con un sistema nervioso deficiente se moverá torpemente.

Trabajar en definir la cultura no es algo que se dé de la noche a la mañana, ni tampoco existe un cultura ideal. Todas las empresas son diferentes y todas van formando su propia cultura con el paso del tiempo, y no todas las culturas son positivas. Puede haber una empresa que a través del tiempo haya cultivado la cultura de hacer lo menos posible o de echar la culpa al vecino. Esto no está en un manual, pero así es como se fue moldeando la gente. En cuestión de cultura organizacional siempre se cosecha lo que se siembra.

Por esto es importante que el líder de la organización vaya dándole forma de acuerdo a lo que espera de la empresa y que promueva y fomente aquellas conductas que ayuden al fortalecimiento de esta cultura organizacional que en muchas ocasiones dice mucho más de una empresa que el mejor de los enunciados de misión que pudieran haber redactado.

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Lo que podemos aprender de las termitas

Publicado: el miércoles 24 de octubre de 2012 | Por: Francisco

“El talento gana juegos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia gana campeonatos” – Michael Jordan

Las termitas son esos pequeños insectos comúnmente asociados con destrucción y enemigos declarados de nuestros hogares y construcciones. Sin embargo, recientemente me topé con información de como estos pequeños animales construyen sus nidos. Estos nidos pueden llegar a medir casi hasta cuatro metros de alto en algunas partes de África, lo cual es impresionante dadas las dimensiones de estas criaturas. Sería el equivalente a que el hombre construyera un edificio de más de tres kilómetros de alto. Todo si herramientas, sin un plan predefinido y sin un supervisor. Simplemente basados en trabajo en equipo y colaboración para lograr el objetivo.

Qué pasaría si cada termita decidiera hacer su propio nido? Seguramente no lo lograran. Requieren de sus compañeros para poder ir “construyendo” sobre lo que los demás van formando. De esta manera la estructura puede ir creciendo. Lo interesante es que no se comunican entre ellas. No cuentan con un plano que les diga el siguiente paso. Simplemente trabajan para el bien común. Científicos han tratado de estudiar cómo lo hacen y siguen sin poder llegar a una conclusión clara.

Imagina que en nuestras organizaciones (incluyendo la familia) nos comportáramos como las termitas. Trabajando hombro con hombro para lograr el objetivo. Sin necesidad  me múltiples correos o memos. Sin necesidad de pregonar el trabajo el equipo en posters, que no se traducen a la acción.

Al igual que las termitas, los equipos más exitosos son aquellos que llegan al punto de comunicarse sin necesidad de comunicarse. El nivel de sincronía es tal que ya saben lo que le toca a cada quien hacer. Saben lo que los demás necesitan y lo que van a hacer. Esto no significa que no deba existir comunicación. Pero esta comunicación no debe necesariamente venir en papel membretado para ser útil. Hay gran diferencia entre comunicación e instrucciones. El mundo del deporte es un claro ejemplo de esto también. Los mejores equipos no requieren que cada movimiento que se vaya a hacer dentro del terreno o la cancha dependa de una instrucción del entrenador o de una señal de parte de un compañero. Los jugadores de los grandes equipos prácticamente se “leen” unos a otros.

Qué bueno sería tener una organización con estas características y con este tipo de equipos. Qué bueno sería que no existieran los protagonismos, la competencia interna, las zancadillas y demás actitudes que dañan a una organización.

La realidad es que no es fácil, y es algo que se debe ir cultivando con el tiempo. Es algo que se va integrando como parte de la cultura de la empresa. Lo importante es que estemos conscientes de que las empresas son equipos, y que los equipos exitosos deben funcionar como tales. De lo contrario, no esperemos que podamos hacer un edificio de tres kilómetros de alto!

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Si no es hoy… será mañana

Publicado: el miércoles 17 de octubre de 2012 | Por: Francisco

Imagina estos escenarios:

Comemos una hamburguesa y engordamos 3 kilos inmediatamente.

Fumamos un cigarro y se ponen nuestros dientes amarillos al instante.

Fumamos otro y quedamos incapacitados por una semana.

No hacemos la llamada de venta al prospecto que no nos agrada y nos corren del trabajo ese mismo día.

Y qué decir de las compras innecesarias con tarjetas de crédito?

 

Qué tienen en común? Que en muchos casos hacemos cosas que sabemos que son perjudiciales, pero que su efecto no es evidente inmediatamente. Si los efectos de nuestras decisiones fueran inmediatos, nuestras acciones fueran muy diferentes.

Somos racionales, pero no tanto. La parte emocional influye… y mucho. El impulso nos mueve aunque la razón no esté de acuerdo.

Al estar difiriendo el efecto y “verlo” a largo plazo, la emoción negativa que este efecto provoca se diluye y aunque sabemos que el efecto negativo estará ahí, de cualquier forma lo hacemos.

Por otra parte, cuando el beneficio es a largo plazo también lo percibimos muy lejano y la “emoción positiva” se diluye y no nos esforzamos por hacer aquello que nos genera beneficios no inmediatos. Imagina que al salir del gimnasio después de la primer sesión salieras como Mister o Miss Universo? Y que el efecto durara 24 horas? Al día siguiente seguramente estaríamos ahí para volver a “recibir” el beneficio inmediato.

Pueden haber muchas pequeñas cosas, hábitos o sacrificios que sabemos que nos darán el éxito en el largo plazo, pero como ninguna nos dará el “éxito inmediato”, entonces muchas de ellas no las hacemos.

Esto tiene efectos en nuestra salud, en nuestra economía y en ocasiones en nuestra felicidad y en nuestras relaciones.

Por ejemplo en familia podemos tomar decisiones que dan una satisfacción rápida en vez de invertir en aquello que dará resultados duraderos aunque sean a largo plazo. Qué pasa si no compramos a un hijo el videojuego que quiere pero que no va de acuerdo a los valores que queremos inculcar en él? Seguramente hará un berrinche (efecto negativo inmediato) por lo que muchas veces preferimos comprárselo para que nos diga que nos quiere mucho y que somos el mejor padre o madre del mundo (efecto positivo inmediato doble porque además termina el berrinche) aunque esto tenga un impacto negativo en su formación para llegar a ser la persona que queremos que llegue a ser (efecto positivo largo plazo). Lo más importante lo omitimos por lo inmediato.

Y como estos ejemplos podemos encontrar muchos más en diferentes aspectos de nuestras vidas. Cada uno de nosotros sabremos en cuales de ellos estamos de alguna manera sacrificando nuestro futuro por los impulsos del presente inmediato.

Lo que hay que evaluar y hacer conciencia es que todo tiene un efecto.

Si no es hoy… será mañana.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Qué recomiendas?

Publicado: el jueves 4 de octubre de 2012 | Por: Francisco

“Nadie puede tocar solo una sinfonía. Se requiere una orquesta para ello” – Luccock

Muchos directivos de empresa buscan el apoyo de un consultor para mejorar sus resultados. Y aunque pueda resultar contradictorio que un consultor recomiende no contratar sus servicios, hay algo que puede resultar mejor que contratar a un consultor externo. Y esto es algo tan sencillo como preguntar a su personal: Qué recomiendas?

En una gran cantidad de los problemas a los que se enfrenta la empresa el principal experto es quien está “en la línea de fuego”. El empleado mismo es quien conoce la problemática de la empresa y es quien tiene contacto con el cliente.

El hacer de esta comunicación una costumbre puede tener varios beneficios.

Uno de ellos será que su personal se sentirá con una mayor participación y por lo mismo mayor compromiso con los resultados de la empresa. Ya no podrán escudarse en que “pues los jefes no hacen nada al respecto, ni modo que yo lo arregle? Eso les toca a ellos”. Muchas veces los empleados están conscientes de problemas que no los comunican hacia arriba ya que estos canales de comunicación están cerrados y la dirección se entera hasta que ya son demasiado grandes. Y si los canales están abiertos, procure que sea de una manera efectiva. Escuche realmente a sus empleados y no los haga participar solo por “cumplir con el requisito” de preguntarles. Si no escucha adecuadamente, el ejercicio no servirá de nada.

Por otra parte, el personal también se irá desarrollando y tendrá cada vez mayor criterio y poder de decisión. Aún cuando los canales de comunicación existan, en vez de resolverles el problema inmediatamente, el pedirles su opinión hará que vean que su criterio es correcto y que no necesitarán acudir a sus supervisores cuando se presenten este tipo de situaciones. Esto, además de mejorar el resultado en esta decisión, también repercutirá en que los directivos de la empresa puedan dedicarse a funciones estratégicas y no a estar continuamente apagando fuegos.

Aquí es importante que retroalimente a su equipo en la medida que empiezan a tomar decisiones. Decirles lo que estuvo bien y lo que estuvo mal, pero de una manera adecuada. Recuerde que felicitar o regañar no es necesariamente retroalimentar. Aquí puede aprovechar para “coachear” a sus colaboradores para que vean la mejor manera de hacer las cosas y vayan formando un criterio correcto.

Por último, el efecto motivacional en los empleados será significativo. El incentivo monetario no es el único incentivo. El sentirse importantes y parte de la solución y no solo “robots” que siguen instrucciones les hará trabajar con más ganas.

Hay que tener canales de comunicación abiertos. En su empresa puede tener varios consultores en producción, operaciones, atención al cliente, etc. Úselos!

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

No lo pierdas de vista…

Publicado: el miércoles 26 de septiembre de 2012 | Por: Francisco

Antes que nada, te invito a ver el siguiente breve video con atención y sigue las instrucciones (Cuenta el número de pases que realizan quienes tienen camiseta blanca solamente):

Cuántos pases contaste? Acertaste? Como te pudiste dar cuenta, eso no era lo más importante del video. Viste todo lo que sucedió?

Este video es un experimento que se hizo para demostrar como nuestra mente se enfoca en lo que le interesa y puede ignorar lo demás. Aproximadamente la mitad de las personas que lo ven por primera vez no ven el gorila (yo no lo vi.) y lo quiero aprovechar para abordar el tema de este artículo.

Qué pasa cuando vamos a comprar un auto o cuando lo acabamos de comprar? Empezamos a ver el auto que nos gusta o el que acabamos de adquirir. Y cuando estamos comprando o remodelando casa? Empezamos a fijarnos en acabados, diseños y arquitecturas que anteriormente pasaban desapercibidas aunque nos cruzábamos con ellas a diario.

La mente puede ser una herramienta muy poderosa cuando se enfoca. Lo importante es que se enfoque en cosas positivas.

Es por eso muy importante que tengamos definidas nuestras metas y que nos enfoquemos en eso que es importante. De esa forma no le daremos atención a las distracciones.

Pero por el contrario, si nos dejamos distraer por cosas secundarias perderemos de vista lo verdaderamente importante. Puede ser que perdamos de vista nuestro “gorila” si empezamos a perseguir la pelota. O peor aún, si nos enfocamos en lo negativo, eso sería lo que predomine en nuestra vida.

Si un gorila que pasa frente a nosotros puede llegar a ser invisible a nuestro cerebro, también lo pueden ser todas aquellas influencias negativas y distractores que nos alejan de lo que queremos lograr. Es cuestión de que nos decidamos a no verlas! Lo que debemos hacer es enfocarnos y en ocasiones puede ser necesario dar un paso atrás para darnos cuenta de lo que realmente está pasando y reenfocar nuestras energías.

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Tomar el control

Publicado: el miércoles 19 de septiembre de 2012 | Por: Francisco

“Si te conquistas a ti mismo, conquistas el mundo” – Paulo Coelho

Existen algunos experimentos realizados con ratas en laboratorios para analizar el Estrés Post-Traumático que arrojan resultados interesantes.

Los experimentos consistían en colocar un par de ratas en dos jaulas separadas. A ambas ratas se les proporcionaban shocks eléctricos leves de la misma intensidad. La diferencia estaba en que una de las jaulas tenía una palanca que al empujarla la rata, el shock eléctrico cesaba para las dos ratas. El experimento se replicó varias veces con la misma cantidad de corriente eléctrica. La diferencia en los resultados fue que la rata que tenía el poder para apagar la corriente con la palanca, resultó sin efectos duraderos de estrés. Mientras que la rata que estaba impotente, a expensas de que la otra apagara la corriente, sufrió daños permanentes en su cerebro.

La corriente era la misma. La diferencia era el tener el control.

Nos pasa a nosotros lo mismo?

En el artículo anterior de “Asumir Responsabilidad” mencionamos la diferencia entre ser jugador y víctima y lo mismo aplicaría en este caso. En la medida que no asumimos la responsabilidad de nuestros actos y decisiones, estamos cediendo el control, lo cual nos deja en un estado de impotencia que provoque ansiedad continuamente.

Definitivamente existen situaciones que nos hacen sufrir y problemas difíciles de resolver. Pero en la medida que dejemos de ser impotentes y tomemos acción, el sufrimiento será menos y el problema tenderá a resolverse, o al menos a ser un problema que estamos manejando y por lo mismo no estará fuera de control.

Estar siempre a la expectativa de lo que pasará, esperando siempre que el “destino” tome la siguiente decisión por nosotros nos estresa y nos tensa. Imagina una película de terror en la que estás esperando la siguiente escena en la que aparecerá una cara horrible de repente, un grito inesperado o alguna otra escena por el estilo. Cómo estamos? Seguramente tensos porque en cualquier momento puede pasar. Ahora imagina vivir así constantemente esperando que las escenas se nos presenten en vez de nosotros escribirlas. También será estresante.

Esa incertidumbre es el problema, pero en la medida que tomemos el control, entonces estaremos dando el paso más importante para que nuestros problemas y esas situaciones que nos provocan ansiedad empiecen a ser manejables.

Así que identifiquemos aquello que nos genera ansiedad y tomemos la decisión de tomar control sobre ello. Muy probablemente esto nos permita resolverlo, o si no, por lo menos cambiar la perspectiva y el efecto que tenga sobre nosotros.

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Asumir Responsabilidad

Publicado: el miércoles 12 de septiembre de 2012 | Por: Francisco

“Si nunca es nuestra culpa, no podemos tomar responsabilidad por ello. Si no podemos tomar responsabilidad por ello siempre seremos su víctima” – Bach

Toma una pluma en tu mano. Suéltala. Por qué cayó? Existen dos posibles respuestas: Una es “Por la fuerza de gravedad”, la otra es “Porque yo la dejé caer”.

Entre ambas respuestas existe una gran diferencia. Esta diferencia es el asumir nuestra responsabilidad de lo que sucedió y no atribuirlo todo a factores externos. Probablemente al dejar caer la pluma no culpemos a la gravedad. Pero ahora imagina que vas a una reunión importante con un cliente a la cual debes llegar en 10 minutos pero te encuentras con un embotellamiento que te detuvo 20 minutos. Por qué llegaste tarde a tu cita y perdiste a tu cliente? Por el tráfico o porque decidiste salir a tu reunión con el tiempo justo sin preveer un posible problema de tráfico? Probablemente son dos ejemplos extremos pero el punto importante es que en los dos tenemos responsabilidad. Si la asumimos o no es otro asunto.

Responsabilidad significa “habilidad para responder”. Responder a nuestras acciones. Responder a nuestras decisiones. Responder a todas esas decisiones y acciones que nos han traído hasta donde estamos en este momento. No somos efecto de la casualidad. Somos efecto de la causalidad!

En su libro “La empresa consciente”, Fred Kofman toca este punto a profundidad y menciona que tenemos dos opciones: Asumir el papel de víctima o asumir el papel de “jugador”.

La víctima es aquella persona que atribuye todo a factores externos. El jugador es quien se enfoca en aquellos factores que puede controlar.

La víctima busca excusas y como defenderse. Prefiere no tener otra opción que vivir lo que le pasa. El jugador busca la libertad de poder decidir lo que le pasa y la capacidad de responder a las situaciones.

Paradójicamente, el no tener poder de decisión es más cómodo que tenerlo. El problema es: Qué nos dará mejores resultados?

Mientras vivamos nuestra vida como víctimas quejándonos de lo que nos pasa y buscando en los demás y en el exterior la razón de nuestros problemas difícilmente los vamos a poder resolver. Si los problemas están 100% allá afuera entonces no tenemos nada que hacer sino esperar que el destino decida lo que sigue para nosotros.

Pero si “jugamos” nuestra vida y asumimos nuestra responsabilidad y nos vemos como parte del problema, esto significa que también somos parte de la solución! Mientras no nos veamos como parte del problema entonces nunca podremos ser parte de la solución. Reafirmo: Si soy parte del problema, soy responsable de los que me pasa y entonces soy parte de la solución.

Con esta mentalidad podremos trabajar en aquello que esté a nuestro alcance corregir o mejorar sin preocuparnos por aquello que no podemos controlar.

El resultado será sin duda alguna sorprendente.

Cuanta gente no conocemos (o somos!) que buscamos en el gobierno, en el tráfico, en la crisis, en la pareja, en la familia, en los vecinos o hasta en el clima el origen de nuestros problemas? Por qué mejor no pensar en ser mejor ciudadano, salir con más tiempo a mis citas, ser más comunicativo con mi pareja, más paciente con mis hijos, menos agresivo con mi vecino y salir con un paraguas por si llueve!

Lo externo siempre estará ahí. Y sabes qué: Está ahí para todos! No nomás para mí o para ti.

La respuesta está en nosotros. En nuestra habilidad para responder. Eso es responsabilidad.

 

Responsablemente…

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Expectativas que se cumplen

Publicado: el miércoles 5 de septiembre de 2012 | Por: Francisco

“Si no esperas nada de nadie, nunca serás decepcionado” – Plath

 

-“Niño! Como eres tonto! Ya sabía que no lo ibas a poder hacer!, siempre es lo mismo contigo. No sirves para nada!”

-“Deja de hacer eso! Seguro lo vas a echar a perder!”

-“Eres de lo peor! No sé qué voy a hacer contigo! Eres un dolor de cabeza!”

-“Ya volviste a portarte mal! No tienes remedio!”

-“Cómo que nos sabes? Pues a ver como le haces! No estés molestando!”

-“Este es mi hijo el diablito del que te platiqué que me saca canas, comadre”

 

Qué podemos esperar de ese niño más adelante?

 

Cómo esto pudiera ser diferente? Pudiera ser mejor?

 

Imagina por ejemplo:

-“Hijo, tú eres muy inteligente, seguro que puedes resolverlo”

-“Eres el mejor hijo que pude tener”

-“En realidad eres muy trabajador. Me sorprende todo lo que sabes hacer!”

-“Hijo, me extraña que te portes mal, tú no eres así. Tú eres muy bien portado siempre”

-“Les presento a mi hijo, es muy inteligente, educado y trabajador”

 

Crees que haya posibilidad de que existan diferencias en sus comportamientos y desempeños futuros?

 

Tradúcelo por ejemplo a un adulto. En vez de una madre a un hijo, imagina un jefe a un empleado. Qué puedes esperar?

 

La frase con que inicia este escrito es muy cierta, sin embargo tiene dos caras de la misma moneda. Si lo que buscamos es no ser decepcionados realmente, el no esperar nada es una buena fórmula. Pero la realidad es que por lo general esperamos algo de los demás. Sobre todo de quienes nos importan. Y en estos casos, en muchas ocasiones no solo esperamos algo, sino que esperamos de ellos lo mejor. Por qué? Porque queremos para ellos lo mejor.

Por ejemplo, prefieres no esperar nada de un hijo?

Como directivo, prefieres no esperar nada de tus empleados?

Definitivamente es un camino, pero los resultados obtenidos serán congruentes con tus expectativas.

Peor aún, si en vez de no esperar nada, tus expectativas son negativas, lo más probable es que eso sea lo que obtengas.

La realidad es que si tenemos la responsabilidad de formar a otras personas, no podemos tomar esa ruta, aunque pareciera más cómodo. Sería tan absurdo como decidir no querer para no sufrir.

Existe un concepto llamado profecía autocumplida que creo que tiene bastante aplicación. Lo que esperas de otros muy probablemente será lo que obtendrás. Si desde el primer momento al niño le dices lo bueno, lo inteligente y trabajador que es, lo harás sentir importante y tratará consciente e inconscientemente de cumplir tus expectativas que a su vez se convertirán en sus propias expectativas. Porque él es así qué no?

Lo mismo con un colaborador. Hazle ver lo valioso que es desde el principio y automáticamente se programará de tal forma que no querrá quedarte mal. Si yo soy el “estrella” tengo que responder como tal pensará.

Yo soy de la idea que las expectativas que se tienen y se le transmiten a una persona desde que nace tienen mucho que ver con lo que esa persona realmente llega a ser, o al menos se esfuerza por llegar a ser.

Y más que explicar el concepto lo que busca este artículo es que nos preguntemos: Cómo tratamos a quienes nos rodean? Les hacemos sentir lo importantes y valiosos que son? Responden a este “compromiso”? O simplemente los encasillamos en la mediocridad para luego molestarnos cuando simplemente cumplen con esa expectativa?

Hagamos el experimento. Esperemos lo mejor de las personas con quienes convivimos. Hagámosles saber que esperamos lo mejor porque son los mejores. Quitemos de nuestro vocabulario las frases negativas que los denigran y hacen sentir menos. Los resultados creo que valdrán la pena.

 

En busca de cumplir las expectativas…

 

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial