En este espacio buscamos compartir con usted información y nuestras opiniones y comentarios de diferentes temas que creemos pueden ser de su interés

«Es que…»

Publicado: el miércoles 12 de marzo de 2014 | Por: Francisco

“Es que…” puede convertirse en el inicio de una frase muy útil y peligrosa a la vez. Le podemos agregar diferentes terminaciones a esta frase pero por lo general el objetivo es siempre el mismo: Desviar nuestra responsabilidad. En muchas ocasiones nos va a sacar de un apuro o nos evitará una llamada de atención o regaño, pero el problema está en que no resuelve nada, y peor aún, cuando la usamos para respondernos a nosotros mismos nada más nos estamos auto-engañando.

En su libro los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Stephen Covey explica el concepto de la Proactividad y se refiere a hacernos responsables de nuestras acciones (o inacciones?) y sus consecuencias. En la medida que culpamos a los demás, a las circunstancias o al entorno de lo que nos sucede nos convertimos en víctimas. En la medida que nos hacemos responsables, nos convertimos en protagonistas de nuestra propia película. A fin de cuentas, si no nos vemos como parte del problema, difícilmente nos veremos como parte de la solución.

Esto aplica tanto a título personal como organizacional.

Pongamos el ejemplo en una empresa. Imaginemos que el director general de una empresa con malos resultados culpe a la competencia, a los clientes, al gobierno, o peor aún, que culpe a su propio equipo de trabajo de sus resultados? Difícilmente se resolverán las situaciones que tienen a la empresa en problemas. Además, el mensaje que transmitirá a su equipo será de que se vale “lavarse las manos” echando culpas y que esto es suficiente, no necesariamente encontrar soluciones. De esta forma ventas puede acusar a manufactura, manufactura a compras, compras a pagos, pagos a cuentas por cobrar y así sucesivamente. Esto creará una espiral que llevará a la empresa al fracaso mientras no se ataquen los problemas de frente y se busquen soluciones y sobre todo que cada quien se haga responsable de la parte que le toca. Y en su caso, si el equipo no está haciendo su trabajo, qué no es responsabilidad del director contratarlo, desarrollarlo, supervisarlo, etc.???

Ahora en el plano personal: “No me alcanza el dinero y tengo que trabajar muchas horas cada día. Lo que pasa es que mi jefe abusa de mi buena disposición y no me recompensa como merezco. Y no cambio de trabajo porque la situación está muy difícil, además de que no tengo tiempo libre para buscar. Además como lo único que sé hacer es lo que estoy haciendo actualmente, sería muy difícil que me contraten en otra parte. Lo peor es que no tengo tampoco ni tiempo ni dinero para prepararme y aprender otras funciones. Además, mis compañeros de trabajo siempre se llevan todo el crédito de muchas cosas que yo hago. Y por otra parte mi novi@ siempre me hace gastar mucho”… etc. etc. etc.

Nada de lo que le pasa a esta persona es su culpa. No hay ninguna decisión que pueda tomar para cambiar su situación. Está inconforme pero no hace nada para cambiarlo. Por qué? Por que como él/ella no es el problema… esperará que la solución se dé allá afuera.

Tenemos que estar conscientes de que buscar culpables no es el objetivo que se busca ante un problema. La solución del problema es el objetivo. Echar culpas no resuelve nada. Ni en una organización ni en nuestra vida personal.

A fin de cuentas siempre hay alguien con poder de decisión y con la responsabilidad de tomar las decisiones y llevar a cabo las acciones que sean necesarias para el logro de los objetivos. Quién crees que sea?

A fin de cuentas:

Quieres lo mejor? Quieres lograr tus objetivos?

O nada más quieres NO ser el culpable?

Si no estás dispuesto a ver de frente los problemas, difícilmente verás de frente los éxitos.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

 

 

 

 

Empezando vs. “En-pensando”

Publicado: el miércoles 12 de febrero de 2014 | Por: Francisco

Pronunciación algo similar. Solo unas cuantas letras diferentes. Resultados totalmente diferentes.

Estamos empezando el segundo mes del año y para muchos de nosotros pareciera que Enero se fue volando.

Para quienes hicimos propósitos de año nuevo muy probablemente se nos fueron 31 días de muy pocos o nulos avances hacia el logro de esas metas (no te preocupes es lo más normal del mundo!). Para quienes siguen por el camino correcto felicidades!

Hay un concepto que le llaman parálisis por análisis que significa el planear o analizar tanto una decisión que en realidad nunca actuamos. Esto aplica en las organizaciones cuando están por implementar algún cambio y también en las personas.

Hay una gran diferencia entre pensar ir al gimnasio y realmente ir.

Hay una gran diferencia entre pensar empezar a ahorrar y realmente hacerlo.

Y así aplica en todo.

Muchas veces el “pequeño detalle” que nos falta es ACCIÓN!

La fijación de metas es un tema muy llevado y traído por muchos (me incluyo) pero la efectividad es muy baja y los motivos pueden ser muchos. Desde creer que lograremos metas extraordinarias hasta pensar que nuestra fuerza de voluntad a prueba de todo nos llevará a buen puerto. Todo para llegar al segundo mes del año y pensar que no tenemos remedio y que lo mejor es dejarlo por la paz… o bien, hasta el próximo cambio de año cuando nos llenamos de emoción por el año que empieza! Pensamos mucho lo que queremos pero actuamos poco. Muchas veces porque la meta se ve muy lejana.

Por eso, independientemente de si fijamos o no metas, muchas veces lo más importante es fijar “sistemas”, procedimientos o hábitos.

Dicen los que saben que después de 3 semanas de repetir una actividad se convierte en hábito. Pueden ser más o menos días, pero lo que sí es cierto es que el hábito se adquiere y eso sí me consta.

Entonces en vez de fijar metas maravillosas, mejor fijemos hábitos que de entrada no suenen tan “espectaculares”.

Definitivamente suena mejor “bajar 10 kilos antes de semana santa” que hacer un poco de ejercicio diariamente. O leer al menos una página de un libro cada día antes de dormir no suena tan importante como “leer dos libros cada mes”.

Sin embargo esos pequeños hábitos harán que si no logramos nuestras metas, al menos caminemos en el sentido correcto.

Imagina que fueras 1% mejor que ayer en algo. Solo 1%. No busquemos ser otros de la noche a la mañana. Solo ser un poco mejor. Cuál será el efecto acumulativo de estas pequeñas acciones?

En resumen, lo importante es empezar a tomar acción (aunque sean pequeñas aciones!) en el sentido correcto y tener constancia hasta crear el hábito y los resultados se irán dando muy probablemente.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Cuesta de Enero o Espejo de Diciembre? 7 tips para «sobrevivirla»

Publicado: el miércoles 15 de enero de 2014 | Por: Francisco



Es muy común que el mes de Enero sea temido por muchos ya que implica el tener que aguantar la ya famosa “Cuesta de Enero”. Qué pasa en Enero para que se presente este “fenómeno”?

La cuesta de Enero puede ser causada por una serie de situaciones como el incremento de precio que sufren muchos artículos, el incremento en algunos impuestos, el tener que cumplir con algunas obligaciones anuales como pagos de impuestos prediales, placas, seguros, etc.

En otras situaciones, para quienes cuentan con su propio negocio puede verse impactada también la parte del ingreso. Ya que como todos sufren del mismo mal, el dinero disponible para consumir productos y servicios se reduce. Incluso para quienes venden a empresas, pueden verse afectados debido a que los presupuestos de éstas apenas pueden estar empezando a ejercerse o incluso terminando de definirse. Lo mismo pasa con quienes tienen la intención de venderle a los gobiernos.

Todo esto ocasiona un círculo vicioso que termina por afectar a la gran mayoría. Cierto. Pero la realidad es que a la gran mayoría le duele Enero por lo que hizo en Diciembre!

 Además de lo ya mencionado arriba, sumémosle el tener que pagar las tarjetas de crédito que usamos indiscriminadamente en Diciembre. Al fin y al cabo en Diciembre recibimos el aguinaldo no? Pues sí. Pero nos acabamos el aguinaldo y para cuando tenemos que pagar la tarjeta no nos queda nada! Entre los regalos y los auto-regalos (que por lo general son los más grandes) de Navidad, las fiestas, las cenas, etc. el dinero se esfumó. No se trata de generalizar pero seguro existirán muchas personas que se identifiquen con esta situación.

Para evitar esta situación, te proporciono algunos tips para evitar la cuesta de Enero o para hacerla que ya estamos recorriendo más llevadera:

  1. Presupuestar los gastos “extraordinarios” que sabes que tendrás que hacer al inicio del año y en la medida posible apartar parte del aguinaldo para esto.
  2. Si ya sabemos que tendremos que comprar regalos de Navidad, trata de irlos comprando en el transcurso del año cuando se presenten ofertas. De esta forma ya no tendremos que gastar tanto en Diciembre y aparte evitaremos la tentación de comprar cosas más caras que nuestras posibilidades. El tener el aguinaldo en la mano nos puede hacer sentir “poderosos”.
  3. En Diciembre, hacer una limpia de casa y vender muchas de las cosas que no utilizamos y que pudieran serle útiles a otras personas. Una venta de garage o en un bazar puede generarnos unos pesos extras y a la vez ayudar a otras personas. (Si no necesitarás esos pesos extras, regalar es también una excelente opción!)
  4. En Enero, vender aquellos regalos recibidos que no se van a utilizar. Suena frío pero la realidad es que es una fuente alterna de ingresos para quien lo requiere. Cuántos pares de calcetines, sombreros, carteras, juegos de mesa, etc. que no pensamos usar nunca se quedan acumulando polvo en el fondo del closet esperando algún día ser tirados (a pesar de la cara de felicidad que pusimos al abrir el regalo!)?
  5. Devolver los regalos hechos a los niños que no los voltearon a ver. Es común que en el afán de darle a los hijos lo más que podemos les compremos un montón de juguetes pero que la realidad ha llegado el día 30 de Diciembre y ni siquiera han abierto varios de ellos porque siempre juegan con sus favoritos. Si los hijos son chicos, la verdad es que a los demás juguetes nunca los extrañarán y se pueden devolver sin causarles ninguna infelicidad y sí regresarnos unos cuantos pesos.
  6. Hacer un presupuesto de los regalos a comprar y ponerles montos máximos para no salirnos de esos parámetros.
  7. En la medida posible dejar la tarjeta en casa al salir de compras. Con plástico en mano estaremos tentados a gastar más allá de lo que habíamos planeado (y de lo que podemos!). Además, el pagar con efectivo tiene un impacto psicológico más fuerte en nosotros que “soltar” el plástico. Nos duele más soltar un billete que pasar la tarjeta (total! Más adelante veo como la pago!).

Espero que esto nos ayude a prepararnos un poco mejor para sobrellevar las futuras cuestas de Enero y no iniciar el año con un lastre y una cara de preocupación!

Saludos y excelente inicio de año!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Aprendiendo de un pescador

Publicado: el miércoles 23 de enero de 2013 | Por: Francisco

En esta ocasión, en vez de escribir sobre algún tema, les comparto este relato:

 

El pescador

Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño cuando llegó un bote con un solo pescador.

Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó ¿cuánto tiempo le había tomado pescarlos?

El pescador respondió que sólo un de poco tiempo.

El americano luego le preguntó ¿porqué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado?

El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.

El americano luego preguntó ¿pero qué hace usted con el resto de su tiempo?

El pescador dijo, «duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida «placentera y ocupada».

El americano replicó, «Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes y eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros.

En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías, hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir tu propia procesadora.

Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución.

Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a La Capital, donde manejarías tu empresa en expansión».

El pescador preguntó, ¿Pero, cuánto tiempo tarda todo eso?

A lo cual respondió el americano, «entre 15 y 20 años».

«¿Y luego qué?»

El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte.

«Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones.

«Millones … y ¿luego qué?»

Dijo el americano: «Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra con tus amigos».

El pescador respondió: «¿Acaso eso no es lo que tengo ya?»

 

Cuidado con lo que perseguimos en nuestra vida. Al igual que el pescador siempre hay que preguntarnos: Y luego? o bien Para qué?

 

Saludos!

 

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

 

 

Lo pasado… pasado?

Publicado: el miércoles 16 de enero de 2013 | Por: Francisco

En finanzas existe un concepto llamado Costos Hundidos que se refiere a aquellas erogaciones realizadas en el pasado que no debieran de tomarse en cuenta para evaluar una inversión presente o futura. Por ejemplo, si contamos con un vehículo que adquirimos hace unos años y estamos considerando iniciar un negocio en el que tendríamos que utilizarlo, para evaluar si iniciamos el negocio consideramos el costo del vehículo como una inversión que debemos recuperar?

La respuesta de acuerdo a la teoría financiera es que no. La lógica de esto es la siguiente:

Imaginemos que la inversión nueva que tenemos que hacer en el negocio es de 100 y que el vehículo vale 50.

Supongamos que el negocio nos genera utilidades por 120.

Si consideramos el vehículo como inversión rechazaremos iniciar el negocio porque perderíamos 30.

Sin embargo realmente estaríamos 20 mejor que antes ya que el vehículo de cualquier forma ya lo teníamos.

Saliendo del ámbito financiero y tratando de usar este concepto como una analogía aplicada al ámbito personal, qué hacemos con los “costos hundidos” de nuestra vida?

Al igual que en las finanzas, es importante que lo que ya está en el pasado no lo contemplemos para futuras decisiones. Esto no significa ignorar el pasado. Significa que el pasado no debe dictar nuestras decisiones presentes: Esos costos hundidos pueden ser errores cometidos, fracasos o incluso prejuicios de nosotros mismos que pueden llevarnos a rehuir de nuevas oportunidades.

Sin duda los errores y fracasos nos han dado aprendizaje y no debemos ignorarlos, sino que así como con el vehículo, debemos usarlos para sacarles provecho, no para que nos impidan obtener beneficios adicionales.

El miedo que conllevan los fracasos pasados es normal, pero objetivamente hablando el fracaso pasado no es indicador de un fracaso futuro. Los errores ya son cosa del pasado. Incluso hasta nuestra personalidad puede ser cosa del pasado. El que siempre hayamos sido tímidos, desorganizados, etc. no tiene por qué ser indicador de quien seremos en el tiempo por venir. El peor error sería la falta de acción por haber tenido un error o un estereotipo anterior.

Aprendamos de nuestras experiencias, errores y fracasos pasados, pero no los consideremos como un costo y no dejemos que ese pasado se convierta en una carga para nuestras decisiones, proyectos y oportunidades presentes y futuras.

Lo más probable es que en este aspecto, todos tenemos algo de trabajo por hacer.

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Hacer lo que vale la pena

Publicado: el miércoles 9 de enero de 2013 | Por: Francisco

Es común que estemos trabajando presionados porque se vence un plazo. Es común también que trabajemos horas y horas y al final del día sigamos teniendo cuestiones importantes sin hacer porque “no nos alcanza” el tiempo.

Para evitar esto, un ejercicio interesante es el clasificar nuestras actividades de acuerdo a los que Stephen Covey (Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva) llamó los 4 cuadrantes.

El ejercicio consiste en clasificar nuestras actividades diarias respecto a su nivel de Importancia e Urgencia.

Lo urgente es aquello que debe de hacerse ya porque se ha llegado su plazo, mientras que lo importante es aquello que aporta valor a nuestros objetivos o es clave para dar los resultados requeridos en nuestra labor.

El objetivo de este ejercicio es identificar que tanto de nuestro tiempo se nos va en hacer cosas hasta cierto punto irrelevantes afectando a lo que es importante.

La idea es que aquellas cosas que tenemos por hacer en nuestras agendas las clasifiquemos de acuerdo a estos cuadrantes y posteriormente al final del día evaluemos como nos fue.

A todos nos pasa que postergamos cosas que son importantes pero que representan un reto al que preferimos sacarle la vuelta mientras no se venza el plazo. También sucede que en nuestras labores buscamos actividades que nos llenen la agenda para justificar nuestro horario y poder terminar el día con la idea de que trabajamos mucho, pero realmente no haber hecho nada que haya valido la pena.

Una vez hecha esta clasificación, podemos tomar decisiones.

Aquello no importante y no urgente no debiera de hacerse y punto.

Lo que es importante y urgente debe tener prioridad obviamente, pero debemos trabajar también sobre aquellas cosas importantes no urgentes para evitar que se conviertan en urgentes ya que esto conllevará una alta dosis de estrés y muy probablemente una baja en la calidad y en el resultado deseado de esta acción.

Aquello urgente y no importante, deberá de hacerse siempre y cuando atendamos nuestras actividades importantes ya que si no es importante, entonces por qué es urgente?

Lo no importante lo debemos atender cuando tengamos tiempo libre “para gastar” o bien buscar delegarlo.

Para ejemplificar esto, veamos la siguiente situación en la que tenemos para nuestro día las siguientes actividades:

  • Preparar una presentación de ventas para un cliente importante que haremos en una semana. – Se debe de atender, planear y avanzar. Definitivamente es algo que amerita nuestro tiempo aunque no sea urgente. Si solo lo postergamos se convertirá en importante y urgente.
  • Revisar las últimas actualizaciones en Facebook. – No se debe hacer salvo que tengamos tiempo para el ocio. No mientras tengamos algo importante por hacer.
  • Ir al banco a pagar la tarjeta de crédito que vence hoy. – Se puede delegar y que alguien más lo realice. No requiere de nuestra presencia.
  • Asistir a reunión para hoy en la que se firma el contrato de ventas a un cliente importante. Es urgente e importante por lo que se debe atender. Es la prioridad del día.

Este tema es extenso y solo he tratado de tocarlo de una manera muy resumida pero ahora la pregunta nos la debemos de hacer cada uno de nosotros:

En qué se va nuestro tiempo? Cómo lo podríamos usar mejor?

La administración del tiempo no existe. Lo que podemos administrar son nuestras acciones. Recordemos que a todos nos dan 24 horas al día. El qué hacemos con ellas es lo que hace la diferencia.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Año Nuevo… Propósitos viejos?

Publicado: el miércoles 2 de enero de 2013 | Por: Francisco

Es común que muchos de nosotros aprovechemos el fin de un año para reflexionar y hacer propósitos y establecer metas para el año nuevo… bueno, siendo sinceros es más común que digamos tener propósitos pero omitamos la parte de la reflexión y de las metas. Propósitos no es lo mismo que metas. También es común que la mayoría de las veces, esas metas o propósitos se queden en buenos deseos.

Existe mucha literatura sobre el establecimiento de metas y diferentes técnicas para que este ejercicio sea efectivo y que las metas realmente se alcancen. Entre estas se encuentran las siguientes recomendaciones:

  • Escribir las metas, no solo pensarlas.
  • Tener las metas en un lugar que sean visibles.
  • De ser posible, hacerlas públicas con personas de nuestra confianza para que sirvan de apoyo y motivación.
  • Redactarlas de la manera más específica posible. Con descripción de fechas, importes, estilos, etc. dependiendo de lo que se trate la meta, pero que el alcanzar la meta sea algo medible y realista. Si no tenemos esto, tenemos un “quisiera” no una meta.

La diferencia entre un “quisiera” y una meta es la misma que existe entre “Quiero bajar de peso el año que entra” y “Para el 30 de Junio del próximo año voy a pesar 10 kilos menos”.

No es mi intención profundizar en esta información en este momento (espero que sea tema de un futuro artículo), sino que propongo un ejercicio que considero que puede ayudar a complementar estas técnicas.

Primero, te recomiendo hacer un análisis de tu situación actual en los diferentes aspectos de tu vida. Esta es la parte de la reflexión. Para esto se puede utilizar una herramienta muy utilizada llamada la Rueda de la Vida. Hay diferentes versiones disponibles y se puede accesar una en la sección de Recursos de este sitio y ahí mismo se da una bree explicación de cómo realizar el ejercicio.

Una vez realizado el ejercicio podrás identificar las áreas en las que tienes más carencias, o bien, aquellas que pueden ser prioritarias para ti. La idea es que las metas que te fijes, realmente te ayuden en esos aspectos de tu vida para que el alcanzarlas sea realmente motivante. Por ejemplo, si tu meta es bajar de peso pero realmente tienes problemas económicos y familiares, cuál será prioridad? O si tu meta es ganar más dinero pero profesionalmente estás en un empleo sin futuro y no te estás preparando para buscar mejores opciones, cuál es la meta que debieras perseguir? Todos somos diferentes y no debemos perseguir las metas del vecino ni las que son más populares, sino las que realmente son importantes para  nosotros.

En base a lo identificado en la rueda de la vida, aunado a aquellas aspiraciones que puedas tener (no todas las metas deben ser para cubrir carencias) realiza tu listado de propósitos/metas tratando de aplicar las recomendaciones señaladas al principio, pero te recomiendo que las agrupes en diferentes secciones, similar a como se agrupa la rueda de la vida. Este clasificación puede ser la que consideres apropiada, pero una posibilidad es agrupar:

  • Metas profesionales
  • Metas económicas
  • Metas personales
  • Metas familiares
  • Metas de Salud
  • Metas sociales

La idea con esta separación es que puedas visualizar si te estás enfocando solamente a un ámbito de tu vida y esto sirve para dos cosas: 1. Para ver si perderás balance en tu vida. 2. Si quieres hacer demasiado en un solo aspecto de tu vida es probable que no lo logres.

Por ejemplo, si en el ámbito profesional quieres iniciar tu propia empresa, escribir un libro, dictar varias conferencias y ascender en tu empleo actual probablemente sea casi imposible lograrlo. Pero sí podrás probablemente ascender en tu empleo actual, hacer ejercicio y bajar de peso, comer más saludable, visitar más seguido a tus padres y empezar el hábito de la lectura. Podrás lograr varias metas sin que satures tu vida y te provoques frustración. Esto te motivará a seguir dando pasos hacia delante y lograr metas mayores, a la vez que mantienes una vida equilibrada.

Una vez que tengas tu tabla de metas agrupada la siguiente recomendación es hacer una “carta de hábitos”.

En vez de tener la meta como un ideal a alcanzar, define las pequeñas cosas o hábitos que te van a ayudar a lograrlas. De esta forma se te facilitará. Por ejemplo, hace algunos años me propuse el comenzar a leer y lo que hice fue crearme el hábito dejando siempre en mi buró de cama el libro que estuviera leyendo y siempre antes de dormir leía unas cuantas páginas. Actualmente difícilmente puedo ir a dormir sin leer algunas páginas. Aún cuando el libro no esté en su lugar, tengo que levantarme y buscarlo. De igual forma con todas las metas pueden existir hábitos que se puedan adoptar que faciliten la tarea o al menos ayuden a que sea efectiva. Dejar de fumar? Tira todos lo cigarrillos y encendedores, busca un sustituto y tenlo a mano después de la comida si es cuando normalmente fumas. Bajar de peso? Compra snacks de zanahorias y ponlos a la vista, mientras que te deshaces de las papas fritas. Son solo pequeños ejemplos de cosas que se pueden hacer para que logres tus objetivos. Lo importante es que trabajes en los hábitos, no en el resultado final. El proceso es clave.

Por último, te recomiendo que te vayas monitoreando día a día. En el área de recursos puedes descargar también un calendario para el año 2013 donde podrás ir marcando cada día si cumpliste con tus “micro-metas” o hábitos en cada una de las áreas de tu vida. Rétate a hacerlo todos los días e incluso el día previo define que es lo que lograrás el día siguiente. Por más pequeño que parezca, ese pequeño logró se convertirá en una bola de nieve a tu favor.

Dejemos ser parte de la estadística de los propósitos fallidos y hagamos de este año que comienza un experimento para demostrarnos que con un poco de disciplina y mucha motivación sí se pueden alcanzar las metas.

 

Te deseo un Feliz 2013 lleno de logros!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

 

 

Hazlo Ya!

Publicado: el miércoles 19 de diciembre de 2012 | Por: Francisco

“Procrastinar (posponer) es el mal hábito de dejar para pasado mañana aquello que debió hacerse antier” – Napoleon Hill

Existe una palabra difícil de pronunciar, pero que representa un mal hábito aún más difícil de erradicar: Procrastinación.

Una definición de este término que me gustó es: “Postergar actividades importantes por otras más irrelevantes pero agradables”

La mayoría de nosotros sufrimos en mayor o menor medida de este mal. Todos tenemos cosas importantes por hacer pero que no nos agradan o que por su complejidad les rehuimos. Una llamada para vender, una llamada para cobrar, preparar un tema a exponer, tener una conversación incómoda con un subordinado o con el jefe, etc.

La mejor recomendación que he recibido en este aspecto es muy sencilla y muy efectiva: Solo hazlo! Y si surge la pregunta Cuándo? La respuesta es Ya!

Existe bastante literatura del tema pero esa recomendación es de lo más efectiva. Ahora, cuando planeamos nuestro día y tenemos “en el tintero” esas actividades importantes pero que no queremos hacer, lo mejor es hacerlas a primera hora en la mañana. Incluso antes de checar correos o las noticias del día. Siempre, lo más importante de nuestro día debiera ser lo primero que hagamos. De esta forma tenemos varios efectos positivos:

–       Al realizar lo más importante, tendremos los mayores beneficios ya sea en el corto o largo plazo, de lo contrario no sería importante.

–       Superamos un obstáculo y nuestro nivel de motivación se eleva al iniciar el día ya que hemos completado un reto difícil.

–       Al haber hecho aquello que no nos agradaba, el resto del día parecerá ser más fácil y más relajado. Desechamos el estrés de estar cargando todo el día con el pendiente de hacer “eso”.

–       Evitamos que eso importante se convierta más adelante en una urgencia.

En principio pensamos que importante es aquello que tiene que ver con el trabajo o el dinero pero no necesariamente. La importancia es un valor que cada uno de nosotros le asigna a las cosas de acuerdo a nuestras prioridades y valores. Tampoco todo lo importante debe ser algo desagradable.

Cuando algo es importante y desagradable tendemos a procrastinar por lo que hay que buscar “mecanismos” de ayuda que nos empujen a hacerlo.

Cuando algo importante no es desagradable para nosotros, el problema se convierte en una cuestión de administración de nuestro tiempo y no de motivación.

Recuerdo que he tenido épocas en las que he tenido familiares cercanos hospitalizados por varios días y mi día lo planeaba de tal forma que lo primero que hacía incluso antes de ir a la oficina  era hacer una visita aunque fuera breve al hospital. Por qué? Porque para mí eso era importante. Probablemente si me hubieran dicho que tenía que ir forzosamente al hospital a diario, sin ser importante para mí, hubiera buscado pretextos o cosas más importantes que “me lo impidieran”. Pero si en mi escala de valores eso era importante, lo hacía porque no quería dejar abierta la posibilidad de que durante el día surgieran otras cosas.

Pasar tiempo con los hijos es importante y no desagradable, sin embargo hay muchos padres que no se dan el tiempo necesario.

Es importante que definamos las cosas que son realmente importantes o que tienen un impacto en aquello que para nosotros es importante y no las dejemos para después.

Siempre habrán cosas que no nos guste hacer. Pero si son importantes y necesarias entonces debemos hacerlas cuanto antes. Si no lo son, entonces simplemente no las hagamos.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

Desviar el vuelo

Publicado: el miércoles 12 de diciembre de 2012 | Por: Francisco

“Falta de dirección, no falta de tiempo, es el problema. Todos tenemos días de 24 horas” – Zig Ziglar

Imagina que eres el piloto de un avión que viaja de la Ciudad de México a Nueva York. Qué necesitas antes de partir?

Primero que nada necesitas saber tu destino. A donde quieres llegar. Después de esto, debes trazar tu plan de vuelo y verificar todos los elementos que el avión requerirá para realizar el viaje.

Una vez que empiezas tu preparación para el despegue y al momento de despegar debes cuidar todos los detalles. Velocidad, altitud, etc. En esta parte del proceso no puedes contar con piloto automático ni relajarte. El despegue requiere tu total atención y concentración. Una vez que adquieres la altitud necesarias podrás pensar en utilizar el piloto automático, pero no antes.

En cuanto empiezas a volar es importante que sigas al pie de la letra tu plan de vuelo y en caso de que te desvíes por alguna turbulencia pasajera deberás retomar el rumbo. Si después del despegue desviaras tu rumbo tan solo en un uno por ciento del plan de vuelo original en vez de llegar a tu destino que era Nueva York, llegarías o al Océano Atlántico o a alguno de los estado al Oeste de Nueva York. Una desviación de 1% puede significar llegar a un punto bastante lejano del que querías llegar. Probablemente tu desvío al principio no se haya notado mucho, pero conforme el tiempo pasa y recorres distancias el efecto de tomar el rumbo equivocado se va acentuando.

El vuelo es una analogía que podemos aplicar en nuestra vida. Si no sabemos a donde queremos llegar no podremos ni siquiera saber si logramos nuestro objetivo. Si no tenemos metas que alcanzar sería tanto como tan solo salir a volar hasta que se nos acabe el combustible.

Por otro lado, cuando empezamos nuestro ascenso debemos ser muy cuidadosos de todo detalle. Debemos trabajar duro. Enfocar todas nuestras energías a que levantemos el vuelo y que el vuelo sea en la dirección que queremos. Alguien que construye un patrimonio al principio debe cuidar cada peso que gasta. Un emprendedor al principio debe de cuidar cada detalle de su negocio personalmente. Un intelectual al principio debe dedicar arduas jornadas de estudio. Una vez que se trabajó duro en el ascenso, al estar arriba se pueden delegar funciones y de cierta manera relajarse un poco sin que esto signifique que se tire por la borda lo ganado. El piloto puede usar piloto automático pero no se desentiende del avión. Quien armó un patrimonio considerable puede tener un mejor nivel de vida. Quien hizo crecer su negocio puede contratar quien le apoye a administrarlo. El intelectual puede cosechar los frutos de su estudio con sus publicaciones, conferencias, etc.

Pero si nos salimos de ese plan de vuelo que nos llevará al objetivo deseado, que no nos extrañe que nunca lleguemos a él. No es casualidad que quedemos “a algunos kilómetros de distancia” de donde hubiéramos querido. Es causalidad.

Tracemos metas, definamos nuestro plan de vuelo y tengamos la disciplina necesaria para mantenerlo incluso ante las adversidades. Éstas siempre existirán, y hay que tener la flexibilidad para reaccionar, pero lo importante es que retomemos nuestro camino. De esta manera llegaremos a nuestro destino.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

 

Felicidad efímera?

Publicado: el jueves 22 de noviembre de 2012 | Por: Francisco

“La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida” – Viktor Frankl

Es común encontrar personas que comentan que quisieran ser felices. Prácticamente todos decimos querer ser felices. Pero a qué nos referimos realmente?

Autores como Viktor Frankl, señalan que la felicidad no es un destino sino que es el camino que se recorre y esto es muy cierto. A continuación algunos ejemplos y experimentos que soportan esta idea.

Imagina que después de ahorrar por años puedes comprar el auto de tus sueños. Seguramente la emoción y la adrenalina al momento de manejarlo por primera vez son increíbles! Pero qué pasa unos meses después? Sigues tan emocionado por el auto? Cuándo eras más feliz justo después de comprarlo o ahora? Realmente cuando nos produce placer ese auto? Realmente solo cuando pensamos en el flamante auto que tenemos. Y la verdad no debe ser una gran porción del tiempo así que podríamos decir que no nos genera un gran placer. Entonces lo material no es la felicidad?

Y qué pasa con quienes ganan la lotería? Hay estudios que dicen que la felicidad y la euforia de ganar la lotería decrece rápidamente con el paso del tiempo.

Al igual que con quien gana la lotería, la felicidad es relativa. Dependiendo de nuestra situación previa es como evaluamos el grado de felicidad que algo nos genera. Si colocamos tres tazones uno con agua helada, otro con agua caliente y otro con agua a temperatura ambiente y metemos una mano en el agua caliente y otra en el agua fría y las sacamos y metemos en el agua a temperatura ambiente al mismo tiempo la sensación será muy diferente. Para una mano el agua estará fría, para la otra estará caliente. Así la felicidad no es algo “concreto”. Depende de nuestra percepción.

En otro experimento en el que se les solicitó su participación a un grupo de estudiantes para responder un cuestionario sobre qué tan felices se sentían, se les pidió que primeramente sacaran una copia a un documento. La diferencia estuvo en que la mitad del grupo se encontraba una moneda sobre la copiadora. Curiosamente, los estudiantes que se encontraron la moneda en promedio respondieron “ser más felices” que aquellos que no hallaron las monedas. Seguramente todos tendrían sus momentos felices y sus malos momentos a lo largo de sus vidas. Pero lo que les acababa de pasar tenía un efecto muy fuerte sobre su percepción de su propia felicidad. El estado de ánimo presente tiene gran influencia sobre que tan felices somos y aunque pueda resultar incluso molesto para algunos, estos experimentos, muestran que nuestra felicidad por lo general “tiene memoria de corto plazo”.

En otro experimento, los participantes iban a introducir sus manos en recipientes con agua tres veces pero con algunas variantes. En uno de los intentos introducían la mano en agua a 14 grados centígrados, lo cual es frío y molesto pero no insoportable durante 60 segundos y al terminar se les daba una toalla tibia. En otro intento introducían la mano los mismos 60 segundos en agua con la misma temperatura pero a partir del segundo 60 y hasta llegar a 90 segundos se empezaba a introducir agua tibia poco a poco en el recipiente de tal manera que la temperatura subía un grado lo que hacía la sensación un poco más «agradable». Para controlar el experimento algunos hicieron primero el intento corto, otros el largo, algunos metieron la mano derecha en el intento corto y la izquierda en el largo, etc.

Dado que a los participantes se les había dicho que iban a ser tres intentos, se les dice que escojan cual de los dos intentos previos prefieren ya que el tercer intento sería una réplica exacta de alguno de los dos intentos previos. Cuál escogerías tú? El resultado del experimento fue que 80% prefirió el intento con 90 segundos de duración.

Si lo vemos objetivamente, este intento de 90 segundos hace “sufrir” más a los participantes ya que dura los mismos 60 segundos del otro y 30 segundos extras menos dolorosos. Sin embargo, el recuerdo del final más placentero es lo que queda grabado en nuestra mente.

El “Yo que recuerda” es más fuerte que el “Yo que experimenta”.

La felicidad no es un concepto estático sino dinámico. La felicidad se “alcanza y se suelta” rápidamente para volverla a buscar nuevamente. La felicidad es disfrutar esa continua búsqueda. Hay frases que señalan que lo único que importa es el presente y esto parece que no es nada más un discurso motivacional sino que es también la forma en que funciona nuestra mente.

En conclusión, la felicidad es disfrutar cada momento y sentirnos felices por él, porque de cualquier forma la felicidad será algo que se diluya con el paso del tiempo. Nuestra percepción de la felicidad la define más nuestro momento presente que nuestro pasado, así que depende de nosotros sentirnos felices, no de lo que ha pasado ni de lo que pasará.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial