Inteligencia emocional: Del conocer al reconocer
Publicado: el lunes 21 de mayo de 2012 | Por: Francisco
“Estamos siendo juzgados bajo un nuevo criterio: no sólo por cuán inteligentes somos, o por nuestra formación y experiencia, sino también por la forma e que nos manejamos con nosotros mismos y con los demás”. – Daniel Goleman.
-“Estás enojado?”
-“No tengo nada!”
-“Por qué estás molesto? Qué tienes?”
-“No sé! No tengo nada!”
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Esta escena se pudiera repetir con el miedo, la tristeza o incluso la felicidad. La inteligencia emocional es un concepto que ha cobrado mucha fuerza en los últimos años y en lo personal la describo como el tener la capacidad de reconocer nuestras propias emociones y las de los demás, ante diferentes situaciones y una vez conociéndolas, analizar sus orígenes para poder responder en vez de reaccionar.
Daniel Goleman es quien hizo famoso este concepto a través de sus artículos y libros, y otros autores han recogido este concepto. Fred Kofman en su libro “La empresa consciente” menciona algunos elementos para “dominar” nuestras emociones.
El primer paso es conocer nuestras emociones y estar conscientes de lo que sentimos en un determinado momento. Al reconocerlo, debemos de hacerlo sin juzgarlas ni juzgarnos a nosotros mismos. Nuestro cuerpo, nuestra persona está sintiendo esa emoción. No es ni buena, ni mala. Es una reacción natural y no podemos pedirle a nuestro ser no sentir ciertas emociones ante ciertos eventos.
Sin embargo, es importante que una vez que estamos conscientes de lo que estamos sintiendo, tengamos la capacidad de regular nuestros impulsos. No es lo mismo, el impulso que la emoción. Puedo estar muy molesto contigo (emoción), pero esto no significa que por eso deba golpearte (impulso).
El siguiente paso sería entonces, una vez que reconocemos y regulamos nuestras emociones, el identificar el origen de las mismas. Qué nos molestó? Que nos puso tristes? Qué me provoca ese miedo? En la medida que conozcamos su origen, podremos responder mejor a nuestras emociones y a las situaciones que las provocan.
Lo interesante aquí es que las emociones son generadas por creencias o interpretaciones de cada uno de nosotros. En otro artículo mencionamos que una cosa son los hechos que realmente pasan y otra distinta, la percepción e interpretación que cada uno tenemos de ellos.
Por ejemplo, Kofman señala las siguientes emociones y la interpretación que hace que las sintamos:
Felicidad – Creo que pasa algo bueno
Tristeza – Creo que pasa algo malo
Entusiasmo – Creo que algo bueno puede pasar
Miedo – Creo que algo malo puede pasar
Gratitud – Creo que alguien hizo algo extraordinario por mí
Coraje – Creo que alguien me lastima
Culpa – Coraje hacia uno mismo
El mismo hecho puede provocar diferentes emociones en diferentes personas, así como el mismo hecho puede provocar diferentes emociones en uno mismo dependiendo de las circunstancias.
De esta forma, el último paso que nos faltaría para crear conciencia de nuestras emociones es el poder expresarlas adecuadamente. Nuestro sentimiento y lo que lo provoca. Y en la medida que lo podamos hacer, podremos ir profundizando cada vez más e irnos conociendo.
“Siento coraje cuando llegas tarde porque interpreto que no te importo tanto como tus otras ocupaciones y eso me lastima. Crees que tiene sentido lo que te digo? Me gustaría que me dedicaras más tiempo por lo que te quiero pedir que…”
Una manera muy diferente de reconocer y expresar nuestras emociones.
Responder a ellas y no reaccionar a ellas. Esto puede hacer una gran diferencia en nuestra vida.
Saludos!
Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial