Lo pasado… pasado?
Publicado: el miércoles 16 de enero de 2013 | Por: Francisco
En finanzas existe un concepto llamado Costos Hundidos que se refiere a aquellas erogaciones realizadas en el pasado que no debieran de tomarse en cuenta para evaluar una inversión presente o futura. Por ejemplo, si contamos con un vehículo que adquirimos hace unos años y estamos considerando iniciar un negocio en el que tendríamos que utilizarlo, para evaluar si iniciamos el negocio consideramos el costo del vehículo como una inversión que debemos recuperar?
La respuesta de acuerdo a la teoría financiera es que no. La lógica de esto es la siguiente:
Imaginemos que la inversión nueva que tenemos que hacer en el negocio es de 100 y que el vehículo vale 50.
Supongamos que el negocio nos genera utilidades por 120.
Si consideramos el vehículo como inversión rechazaremos iniciar el negocio porque perderíamos 30.
Sin embargo realmente estaríamos 20 mejor que antes ya que el vehículo de cualquier forma ya lo teníamos.
Saliendo del ámbito financiero y tratando de usar este concepto como una analogía aplicada al ámbito personal, qué hacemos con los “costos hundidos” de nuestra vida?
Al igual que en las finanzas, es importante que lo que ya está en el pasado no lo contemplemos para futuras decisiones. Esto no significa ignorar el pasado. Significa que el pasado no debe dictar nuestras decisiones presentes: Esos costos hundidos pueden ser errores cometidos, fracasos o incluso prejuicios de nosotros mismos que pueden llevarnos a rehuir de nuevas oportunidades.
Sin duda los errores y fracasos nos han dado aprendizaje y no debemos ignorarlos, sino que así como con el vehículo, debemos usarlos para sacarles provecho, no para que nos impidan obtener beneficios adicionales.
El miedo que conllevan los fracasos pasados es normal, pero objetivamente hablando el fracaso pasado no es indicador de un fracaso futuro. Los errores ya son cosa del pasado. Incluso hasta nuestra personalidad puede ser cosa del pasado. El que siempre hayamos sido tímidos, desorganizados, etc. no tiene por qué ser indicador de quien seremos en el tiempo por venir. El peor error sería la falta de acción por haber tenido un error o un estereotipo anterior.
Aprendamos de nuestras experiencias, errores y fracasos pasados, pero no los consideremos como un costo y no dejemos que ese pasado se convierta en una carga para nuestras decisiones, proyectos y oportunidades presentes y futuras.
Lo más probable es que en este aspecto, todos tenemos algo de trabajo por hacer.
Saludos!
Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial
Hola Fran, Me encanto esta analogía que hiciste, y es muy cierto. Hay veces que los errores pasados nos anclan, nos bajan la autoestima y nos atemorizamos ante nuevos retos, es algo a lo que nos enfrentamos día a día quienes trabajamos en ayudar a otros a sobresalir.