Desviar el vuelo

Publicado: el miércoles 12 de diciembre de 2012 | Por: Francisco

“Falta de dirección, no falta de tiempo, es el problema. Todos tenemos días de 24 horas” – Zig Ziglar

Imagina que eres el piloto de un avión que viaja de la Ciudad de México a Nueva York. Qué necesitas antes de partir?

Primero que nada necesitas saber tu destino. A donde quieres llegar. Después de esto, debes trazar tu plan de vuelo y verificar todos los elementos que el avión requerirá para realizar el viaje.

Una vez que empiezas tu preparación para el despegue y al momento de despegar debes cuidar todos los detalles. Velocidad, altitud, etc. En esta parte del proceso no puedes contar con piloto automático ni relajarte. El despegue requiere tu total atención y concentración. Una vez que adquieres la altitud necesarias podrás pensar en utilizar el piloto automático, pero no antes.

En cuanto empiezas a volar es importante que sigas al pie de la letra tu plan de vuelo y en caso de que te desvíes por alguna turbulencia pasajera deberás retomar el rumbo. Si después del despegue desviaras tu rumbo tan solo en un uno por ciento del plan de vuelo original en vez de llegar a tu destino que era Nueva York, llegarías o al Océano Atlántico o a alguno de los estado al Oeste de Nueva York. Una desviación de 1% puede significar llegar a un punto bastante lejano del que querías llegar. Probablemente tu desvío al principio no se haya notado mucho, pero conforme el tiempo pasa y recorres distancias el efecto de tomar el rumbo equivocado se va acentuando.

El vuelo es una analogía que podemos aplicar en nuestra vida. Si no sabemos a donde queremos llegar no podremos ni siquiera saber si logramos nuestro objetivo. Si no tenemos metas que alcanzar sería tanto como tan solo salir a volar hasta que se nos acabe el combustible.

Por otro lado, cuando empezamos nuestro ascenso debemos ser muy cuidadosos de todo detalle. Debemos trabajar duro. Enfocar todas nuestras energías a que levantemos el vuelo y que el vuelo sea en la dirección que queremos. Alguien que construye un patrimonio al principio debe cuidar cada peso que gasta. Un emprendedor al principio debe de cuidar cada detalle de su negocio personalmente. Un intelectual al principio debe dedicar arduas jornadas de estudio. Una vez que se trabajó duro en el ascenso, al estar arriba se pueden delegar funciones y de cierta manera relajarse un poco sin que esto signifique que se tire por la borda lo ganado. El piloto puede usar piloto automático pero no se desentiende del avión. Quien armó un patrimonio considerable puede tener un mejor nivel de vida. Quien hizo crecer su negocio puede contratar quien le apoye a administrarlo. El intelectual puede cosechar los frutos de su estudio con sus publicaciones, conferencias, etc.

Pero si nos salimos de ese plan de vuelo que nos llevará al objetivo deseado, que no nos extrañe que nunca lleguemos a él. No es casualidad que quedemos “a algunos kilómetros de distancia” de donde hubiéramos querido. Es causalidad.

Tracemos metas, definamos nuestro plan de vuelo y tengamos la disciplina necesaria para mantenerlo incluso ante las adversidades. Éstas siempre existirán, y hay que tener la flexibilidad para reaccionar, pero lo importante es que retomemos nuestro camino. De esta manera llegaremos a nuestro destino.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

 

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