Anclarse en el pasado
Publicado: el miércoles 22 de agosto de 2012 | Por: Francisco
“El pasado está atrás, aprende de él. El futuro está adelante, prepárate para él. El presente está aquí, vívelo.” – Monson
Dos monjes zen iban cruzando un río cuando se encontraron con una mujer muy joven y hermosa que también quería cruzar, pero tenía miedo.
Así que un monje la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.
El otro monje estaba furioso. No dijo nada pero hervía por dentro. Eso estaba prohibido.
Un monje budista no debía tocar una mujer y este monje no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros.
Recorrieron varias leguas. Cuando llegaron al monasterio, mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:
-Tendré que decírselo al maestro. Tendré que informar acerca de esto. Está prohibido.
-¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.
-¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros -dijo el que estaba enojado.
El otro monje se rió y luego dijo:
-Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Tú todavía la estás cargando…
Este relato de origen japonés es muy conocido y existen varias versiones del mismo, pero el mensaje que busca transmitir es muy claro: Dejemos de vivir en el pasado.
En la medida que nos lamentemos continuamente de lo que pasó, de los errores cometidos, y en la medida que estos se conviertan en un ancla permanente, difícilmente podremos vivir el presente plenamente, y nuestras expectativas futuras también serán sombrías.
Si ayer cometí errores, estos no debo de traerlos al presente. Al contrario, debo hacer del presente una oportunidad para vivir mejor, de tal suerte que los errores pasados luzcan como una pequeñez.
Incluso, si el pasado tuvo cosas buenas no puedo vivir de ellas tampoco y no por añorarlas vamos a descuidar el presente.
Definitivamente el pasado nos ha dado muchas experiencias. Satisfacciones y tristezas. Nos ha ido formando y ha hecho de nosotros quienes somos hoy. No significa que no sea importante. Pero la misión de nuestro pasado es darle cimientos a nuestro presente, no cimentarnos en el pasado mismo.
El presente lo debemos de vivir tanto si ayer nos fue mal, como si nos fue bien.
Si ayer me fue muy bien, significa que hoy ya no tendré que levantarme para no echar a perder mi éxito pasado? Claro que no!
Entonces, si ayer me fue mal y cometí errores, mejor no me levanto para no tener que cometerlos de nuevo?.
La vida es dinámica, no estática, y eso será así hasta el día de nuestra muerte.
Además, si continuamente buscamos vivir de la mejor manera nuestro presente, tendremos menos cosas de que lamentarnos en el futuro.
Saludos!
Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial