Si no es hoy… será mañana

Publicado: el miércoles 17 de octubre de 2012 | Por: Francisco

Imagina estos escenarios:

Comemos una hamburguesa y engordamos 3 kilos inmediatamente.

Fumamos un cigarro y se ponen nuestros dientes amarillos al instante.

Fumamos otro y quedamos incapacitados por una semana.

No hacemos la llamada de venta al prospecto que no nos agrada y nos corren del trabajo ese mismo día.

Y qué decir de las compras innecesarias con tarjetas de crédito?

 

Qué tienen en común? Que en muchos casos hacemos cosas que sabemos que son perjudiciales, pero que su efecto no es evidente inmediatamente. Si los efectos de nuestras decisiones fueran inmediatos, nuestras acciones fueran muy diferentes.

Somos racionales, pero no tanto. La parte emocional influye… y mucho. El impulso nos mueve aunque la razón no esté de acuerdo.

Al estar difiriendo el efecto y “verlo” a largo plazo, la emoción negativa que este efecto provoca se diluye y aunque sabemos que el efecto negativo estará ahí, de cualquier forma lo hacemos.

Por otra parte, cuando el beneficio es a largo plazo también lo percibimos muy lejano y la “emoción positiva” se diluye y no nos esforzamos por hacer aquello que nos genera beneficios no inmediatos. Imagina que al salir del gimnasio después de la primer sesión salieras como Mister o Miss Universo? Y que el efecto durara 24 horas? Al día siguiente seguramente estaríamos ahí para volver a “recibir” el beneficio inmediato.

Pueden haber muchas pequeñas cosas, hábitos o sacrificios que sabemos que nos darán el éxito en el largo plazo, pero como ninguna nos dará el “éxito inmediato”, entonces muchas de ellas no las hacemos.

Esto tiene efectos en nuestra salud, en nuestra economía y en ocasiones en nuestra felicidad y en nuestras relaciones.

Por ejemplo en familia podemos tomar decisiones que dan una satisfacción rápida en vez de invertir en aquello que dará resultados duraderos aunque sean a largo plazo. Qué pasa si no compramos a un hijo el videojuego que quiere pero que no va de acuerdo a los valores que queremos inculcar en él? Seguramente hará un berrinche (efecto negativo inmediato) por lo que muchas veces preferimos comprárselo para que nos diga que nos quiere mucho y que somos el mejor padre o madre del mundo (efecto positivo inmediato doble porque además termina el berrinche) aunque esto tenga un impacto negativo en su formación para llegar a ser la persona que queremos que llegue a ser (efecto positivo largo plazo). Lo más importante lo omitimos por lo inmediato.

Y como estos ejemplos podemos encontrar muchos más en diferentes aspectos de nuestras vidas. Cada uno de nosotros sabremos en cuales de ellos estamos de alguna manera sacrificando nuestro futuro por los impulsos del presente inmediato.

Lo que hay que evaluar y hacer conciencia es que todo tiene un efecto.

Si no es hoy… será mañana.

 

Saludos!

Francisco Duarte – Crece Coaching & Consulting Empresarial

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